Conociendo el origen
¿Qué
es la Teoría de la generación espontánea?
La Teoría de la
generación espontánea fue el nombre que recibió la creencia de que ciertas
formas de vida animal y vegetal surgían de manera automática, espontánea, a
partir de la materia orgánica, la materia inorgánica o alguna combinación de
ambas.
Esta teoría estuvo
vigente por muchos siglos, desde la Antigüedad. Aunque es una hipótesis que
jamás pudo probarse científicamente, muchos creyeron comprobarla mediante la
observación directa.
Aristóteles, el
filósofo griego, creía en esta teoría. También fue aceptada y sustentada por
pensadores del siglo XVII y XVIII como Sir Francis Bacon, René Descartes e
Isaac Newton, quienes desconocían el mundo de la microbiología. Aplicaba a las
criaturas pequeñas tenidas por plagas o parásitos, como moscas, piojos,
garrapatas e incluso ratones.
La creencia era
que si se dejaban en un recipiente los elementos correctos (digamos: ropa interior
sudada y trigo), se encontraría al cabo de cierto tiempo en su lugar algún tipo
de animales (digamos: ratones).
Esta teoría sobre
el origen de la vida no contradecía la reproducción convencional, ya que las
criaturas obtenidas por generación espontánea eran tan perfectas e idénticas
como las nacidas de la reproducción sexual.
De este modo,
podía sustentarse que en la carne descompuesta, los excrementos o las mismas
entrañas del ser humano, se daban por generación espontánea diversas formas de
vida, en vez de pensar que de algún modo habían éstas llegado hasta allí.
Refutación
de la Teoría
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Louis Pasteur
diseñó un experimento para impedir la entrada de microorganismos.
La Teoría de la
generación espontánea se refutó a través de tres experimentos específicos:
El experimento de
Redi (1668). Llevado a cabo por Francesco Redi, médico italiano, quien dudaba
de que los insectos pudieran surgir espontáneamente de la putrefacción, y
suponía que en algún momento algún insecto adulto debía depositar huevos o
larvas sobre la materia en descomposición. Para comprobarlo ubicó tres trozos
de carne en tres envases distintos: uno de ellos abierto y los otros dos
sellados con gasas que permitieran el ingreso del aire al frasco pero no de las
moscas adultas. Tras pasar el tiempo, hubo gusanos en la carne expuesta y no en
las selladas, aunque sí hallaron huevos de mosca sobre las gasas.
El experimento de
Spallanzani (1769). Desarrollado posteriormente por el sacerdote católico y
naturalista Lázaro Spallanzani, fue una suerte de preludio a la pasteurización.
El italiano depositó caldo de carne en dos envases, luego de haberlos calentado
a una temperatura que matara a los microorganismos existentes y de haberla
sellado herméticamente en el envase. Así demostró que los microorganismos no
nacen espontáneamente de la materia, sino que provienen de otros microorganismos.
El experimento de
Pasteur (1861). Desarrollado por el francés Louis Pasteur, padre de la técnica
de preservación de alimentos conocida como la pasteurización, consistió en la
introducción de caldo de carne en dos balones de destilación de boca larga y encorvada
(en forma de “S), que se va haciendo más fina conforme asciende. La forma del
tubo permitía la entrada de aire, pero hacía que los microorganismos se
quedaran en la parte inferior del envase, sin acceder a la carne. Así, calentó
el caldo hasta esterilizarlo y simplemente esperó: tras varios días, no hubo
señales de descomposición, tras lo cual Pasteur procedió a cortar la boca del
envase y allí, al poco tiempo, sí se dio la descomposición, demostrando así que
los microorganismos provenían de otros microorganismos y que, en general, toda
forma de vida proviene de otra forma de vida que le antecede.
Conociendo el origen
Reviewed by Andrea Ramos
on
noviembre 12, 2019
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